EXPLICACIÓN DEL RATIO P/E Y CUÁNDO FALLA
Obtenga información sobre los usos, límites y fallas de la relación precio-beneficio
El PER se clasifica comúnmente en dos tipos:
- PER de seguimiento: Basado en las ganancias reales de los últimos 12 meses.
- PER a futuro: Basado en las ganancias proyectadas para los próximos 12 meses.
Al comparar los PER de empresas del mismo sector, los inversores intentan identificar acciones sobrevaloradas o infravaloradas en relación con sus pares. Si bien el PER ofrece una imagen práctica de la valoración, debe interpretarse en contexto.
Por ejemplo, una empresa tecnológica puede cotizar inherentemente a un PER más alto en comparación con una empresa de servicios públicos, debido al crecimiento previsto. Por lo tanto, lo que constituye un PER "alto" o "bajo" varía significativamente según el sector, el ciclo de vida de la empresa y las condiciones económicas imperantes.
Parte del atractivo del PER reside en su simplicidad. Sin embargo, esto también puede ser un inconveniente. Confiar únicamente en el PER puede llevar a malas decisiones de inversión si los datos de ganancias subyacentes están distorsionados o incompletos, o si las previsiones de crecimiento no se materializan.
Para complicar aún más la situación, se encuentran la inflación, los cambios en los regímenes fiscales y el entorno de los tipos de interés, que pueden influir en las valoraciones de las acciones más allá de las ganancias individuales de las empresas.
Por lo tanto, si bien el PER es una pieza vital del rompecabezas de la valoración, debe utilizarse junto con otras métricas e investigación cualitativa, especialmente al considerar inversiones a largo plazo.
Cuando el PER falla
Aunque se utiliza comúnmente en el análisis de renta variable, el PER no está exento de limitaciones. De hecho, existen escenarios específicos en los que su utilidad puede verse significativamente mermada. Comprender estas condiciones es esencial para utilizar el PER de forma responsable en un marco de inversión más amplio.
A continuación, se presentan situaciones clave en las que el PER tiende a fallar:
1. Ganancias negativas o nulas
Quizás la falla más obvia se produce cuando una empresa declara ganancias negativas. Dado que la fórmula requiere un denominador (BPA) positivo, el PER se vuelve indefinido o engañoso. Intentar valorar startups con pérdidas o empresas cíclicas en recesiones utilizando el PER es desaconsejable. En tales casos, métricas alternativas como el precio/ventas (P/S) o el valor empresarial/EBITDA pueden ser más útiles.
2. Volatilidad de las ganancias
Si las ganancias de una empresa fluctúan drásticamente debido a eventos puntuales, cambios en las prácticas contables o ganancias de capital irregulares, la relación precio-beneficios resultante puede ofrecer una visión distorsionada del rendimiento operativo. Por ejemplo, una empresa que vende un activo importante podría reportar un aumento temporal de las ganancias, inflando las ganancias por acción (BPA) y, por lo tanto, desinflando la relación precio-beneficios, una distorsión que no refleja una capacidad de generación de ganancias sostenible.
3. Empresas de alto crecimiento
Para las empresas de rápido crecimiento, especialmente aquellas que reinvierten fuertemente en la expansión en lugar de registrar ganancias netas, las relaciones precio-beneficios pueden parecer injustificadamente altas o engañosamente bajas. En tales escenarios, las proyecciones a futuro, los flujos de caja descontados (DCF) o las ratios precio/beneficio/crecimiento (PEG) podrían ser más apropiadas para fines de valoración.
4. Manipulación Contable
Las cifras de ganancias pueden verse afectadas por tácticas contables agresivas, como el momento del reconocimiento de ingresos, los supuestos de depreciación o las partidas fuera de balance. Dado que la ratio precio-beneficio depende de los ingresos netos declarados, dicha manipulación puede hacer que una acción parezca más barata o más cara de lo que realmente es.
5. Distorsiones de la Estructura de Capital
Las empresas con un alto nivel de deuda pueden reportar ganancias sólidas debido a gastos por intereses con protección fiscal, pero enfrentan riesgos significativos de solvencia a largo plazo. Del mismo modo, las empresas que realizan recompras frecuentes de acciones pueden experimentar ganancias por acción (BPA) artificialmente mejoradas, lo que reduce la ratio precio-beneficio en teoría, sin mejorar la calidad real de las ganancias.
6. Diferencias Sectoriales y Económicas
Los distintos sectores tienen distintos niveles de intensidad de capital, regulación y márgenes de beneficio. Las empresas de sectores con alto capital, como las telecomunicaciones, podrían tener un PER más bajo en comparación con las empresas de software con bajos activos. Los cambios macroeconómicos, como el aumento de los tipos de interés, también pueden cambiar la percepción de los inversores, haciendo obsoletas las comparaciones históricas del PER.
En resumen, confiar ciegamente en el PER, especialmente en entornos empresariales complejos, volátiles o no tradicionales, puede dar lugar a valoraciones erróneas. Los inversores de éxito entienden cuándo es aplicable el PER y cuándo debe complementarse con herramientas financieras más amplias.
La relación precio-valor contable mide el valor de mercado de una empresa en relación con su valor contable (activos totales menos pasivos). Se utiliza a menudo para evaluar empresas o instituciones financieras con un alto volumen de activos, donde los activos tangibles desempeñan un papel crucial.
Fórmula: Precio de mercado por acción / Valor contable por acción
Una relación precio-valor contable inferior a 1 puede indicar una infravaloración, aunque esto depende del contexto. También puede indicar activos en dificultades o de bajo rendimiento, por lo que debe considerarse la salud subyacente del balance.
3. Valor Empresarial/EBITDA (EV/EBITDA)
El Valor Empresarial/EBITDA es una alternativa popular al PER porque incluye la deuda y excluye impuestos y gastos no monetarios, lo que proporciona una visión más neutral respecto a la estructura de capital de la capacidad de generación de ingresos de una empresa.
Fórmula: Valor Empresarial/EBITDA
El EV/EBITDA suele preferirse para comparar empresas con diferentes estructuras de capital o en sectores apalancados, ya que ofrece una visión más clara de la eficiencia operativa.
4. Ratio Precio/Beneficio/Crecimiento (PEG)
El ratio PEG perfecciona el ratio P/E tradicional al considerar el crecimiento previsto de los beneficios, lo que ofrece una evaluación más dinámica de la valoración en relación con las expectativas de rendimiento.
Fórmula: Ratio P/E / Tasa de crecimiento anual del BPA
Un ratio PEG cercano a 1 se interpreta comúnmente como "valor razonable", aunque existen interpretaciones diversas en distintos sectores. Ayuda a contextualizar ratios P/E altos o bajos en función de las trayectorias de crecimiento proyectadas.
5. Análisis del Flujo de Caja Descontado (DCF)
Si bien no es un ratio, el DCF sigue siendo un estándar de oro para la valoración intrínseca. Implica proyectar los flujos de caja futuros y descontarlos a valor actual utilizando el coste medio ponderado del capital (WACC) de una empresa. Aunque requiere una gran cantidad de datos y es sensible a las suposiciones, el DCF proporciona una visión granular de la generación de valor a lo largo del tiempo, independientemente de las distorsiones de las ganancias a corto plazo.
6. Modelo de Descuento de Dividendos (DDM)
El DDM, más aplicable a empresas que pagan dividendos, valora una acción estimando el valor actual de los pagos futuros de dividendos esperados. Puede ser más estable que los modelos basados en ganancias para empresas consolidadas y estables con un historial de pagos consistente.
En conclusión, si bien el PER sigue siendo una herramienta útil, no es en absoluto una métrica exhaustiva. Los inversores astutos suelen emplear diversos métodos de valoración, cruzando ratios como P/B, EV/EBITDA y PEG, junto con factores cualitativos. Este enfoque holístico minimiza el riesgo, mejora la precisión y, en última instancia, genera resultados de inversión más sólidos.